miércoles, 25 de septiembre de 2013

NIÑOS ÍNDIGO

NIÑOS ÍNDIGO por Debra Hegerle 


Tengo un hijo Índigo de siete años. He estado trabajando como asistente de la maestra en su clase durante el preescolar, el kindergarten y ahora el primer grado, y he observado sus interacciones con Índigos y no Índigos de todas las edades. ¡Ha sido interesante! De hecho, tratar de poner todo por escrito ha sido un desafío, porque los niños tienen muchas sutilezas.

Los Índigo procesan sus emociones de forma diferente a los no Índigo, porque tienen una elevada auto-estima y fuerte integridad. Pueden leerte como un libro abierto y rápidamente notar y neutralizar cualquier agenda oculta o intento de manipularlos, sin embargo, lo hacen sutilmente. De hecho, pueden ver tus agendas ocultas, incluso aunque tu no las veas!

Inherentemente, tienen una fuerte determinación de trabajar las cosas por sí mismos y solamente desean una guía exterior, si se le es presentada con respeto y en un formato de verdadera elección. Prefieren resolver las situaciones por sí mismos.

Vienen a este mundo con sus intenciones y dones fácilmente identificables desde su nacimiento.

Pueden absorber conocimiento como si fueran una esponja, especialmente si les gusta o se sienten atraídos por un tema, lo que los hace adelantarse mucho en sus áreas de interés. Experimentar la vida es lo que les ayuda a aprender mejor, así es que ellos crean las experiencias que los ayuden con el problema actual o con el área en la que necesitan crecer. Responden mejor cuando los tratan con respeto de adultos.

No solamente son maestros en captar intuitivamente las agendas ocultas o motivos, sino que también son maestros en hacer que esas agendas regresen a las personas que las usan, especialmente sus padres. "Apretar el Botón" sicológicamente hace que con frecuencia los etiqueten con el título de inconformistas. Si notan que existe un motivo oculto detrás do tu intento por hacer que hagan algo, se resistirán con fuerza y se sentirán perfectamente justificados en hacerlo así. Desde su punto de vista, si ustedes no cumplen con su parte en la relación, ellos pueden desafiarlos en eso.

Cuando los llamé buenos "presionadores de botones", lo que realmente quería decir es que ellos trabajan con nosotros, los adultos, para ayudarnos a reconocer dónde estamos apegados y utilizando patrones viejos y sutiles para manipularlos. Así que, si constantemente reciben resistencia de un Índigo, revísense primero. Es posible que estén sosteniendo un espejo ante ustedes y les estén pidiendo, de forma inconformista, su ayuda para encontrar nuevas fronteras, sintonizando sus propias aptitudes o talentos, o pasando al siguiente nivel de crecimiento.

Los Índigo tienen habilidades innatas de SANACIÓN que normalmente están activas; sin embargo, es posible que no sepan que las están utilizando. Lo más espectacular que he observado fue cómo formaban grupos, ajustándose y acomodándose, especialmente alrededor de otro niño que pudiera estar enfermo o disgustado, sentándose y mezclando su campo de energía con el del niño. Con frecuencia, lo hacen en parejas, pero a veces, forman grupos y se sientan en patrones triangulares o formando un diamante. No lo hicieron de manera obvia, sino sutilmente. Cuando terminaban, iban a otra cosa.

Era sorprendente. Sencillamente lo hacían, pero no lo querían discutir: en algunos casos, ni siquiera eran conscientes de lo que estaban haciendo o por qué. Era tan natural para ellos que si un niño necesitaba algo de los Índigo, ellos simplemente iban, se sentaban cerca de ellos por un instante, sin necesidad de hablar siquiera, y luego se alejaban.

Otra cosa interesante era que, fuera y durante el año, los Índigo pasaban por periodos de atracción y rechazo entre sí, o por períodos en los cuales realmente necesitaban la compañía de los otros y después no la necesitaban. No tengo claridad total sobre esto, pero parece coincidir con el desarrollo personal individual. La cercanía y preocupación que tenían los unos por los otros no se perdía durante los periodos de separación, pero tampoco volvían a estar juntos, hasta que todo no estuviera bien para ellos.

Ahora les contaré una pequeña historia relacionada con mi hijo Índigo. Permítanle darles los antecedentes: Mi esposo y su familia son chinos norteamericanos, y yo soy de ascendencia alemana/finlandesa. La familia de mi esposo da gran importancia a la educación, y los muchachos crecen con una fuerte necesidad de tener éxito Esto, a veces, vuelca en sus hijos en la forma de quién es mejor, más inteligente y más rápido. Mi esposo y yo estamos de acuerdo en no participar en estas competencias, pero no evita que suceda a nuestro alrededor. Para colmo de males, consideren que de los cinco nietos, mi hijo es el único varón, lo que significa que es el heredero varón y con eso, creo que ya tienen un cuadro bastante claro de las corrientes subterráneas.

Estaba con mis "suegros" el día de Navidad, y mi hijo, que casi tenía 4 años en ese tiempo, estaba mostrando su Halcón Milenio (un juguete de la Guerra de las Galaxias para niños de 6 años) que había recibido de nosotros esa mañana. Era el modelo gigante, que se abría y por dentro tenía toda clase de pequeños compartimentos, parecidos pero no de igual forma. El no estaba interesado en esa parte del juguete en ese momento. Solamente estaba interesado en fingir que volaba y disparaba los cohetes, viviendo de sus fantasías. Uno de sus tíos le pidió jugar con él y comenzó a quitarle todas las pequeñas puertas a todos los compartimentos. Se los extendió a mi hijo en una pila y le preguntó: “¿Puedes ponerlos de vuelta?”

¡Era una trampa! Todas las puertas tenían el mismo color, y las diferencias en forma y tamaño eran muy sutiles. Ah, y el tono de voz que usó, como si la mantequilla no se fuera a derretir en su boca. Este tío tiene tres hijas y una gran montaña de agendas personales, por eso su acción no fue una sorpresa total, pero... Amo completamente lo que sucedió a continuación.

Comencé a intervenir, y mi hijo dio la vuelta y me miró, la muerte en sus ojos, con un gesto en su cara que nunca olvidaré. Me miró para ver lo que yo iba a hacer, y en el instante que le tomó leer mis intenciones, que eran de una Mamá Leona – “no dejaré que esto le pase a mi hijo” - él respondió con la misma rapidez.

Me dirigió una mirada que decía, “Retrocede Mamá, yo me hago cargo de esto”, y sentí cómo la energía se elevaba cuando tomó el mando de toda la habitación. Todos dejaron de hablar y dieron la vuelta para mirarlo. Él, con calma, le dijo a su tío. "Yo no sé, nunca antes lo he hecho, déjame ver." ¡Y a continuación se puso a colocar esas cosas en su lugar con rapidez y precisión!

Cuando terminó, la energía se volvió a elevar, y me miró como si fuera a preguntarme, "¿Estuvo bien'?". Simplemente sonreí y dije: "Buen trabajo".

Todos los que estaban allí captaron el doble significado, incluyendo su tío, que desde entonces, nunca más volvió a hacer algo así a mi hijo o a cualquier otro niño, en mi presencia.

Esa noche no se hicieron comentarios directos sobre la situación. Cada uno sabía que lo procesaríamos individualmente y privadamente, cada uno recibiendo su propia lección, todo porque este pequeño resolvió aprender por sí mismo.

Los Índigo nacen maestros, ¡todos y cada uno! Tenemos que comprender que ellos esperan que todos hagamos lo que ellos hacen naturalmente, y si no es así siguen presionando nuestros botones hasta que lo hacemos bien, o sea, hasta que nos volvemos maestros de nuestras propias vidas. Así que, cuando mi hijo hizo su parte, le enseñó a todos los que estaban allí una lección silenciosa, incluyendo él mismo.

Para mí la lección fue: “déjalo ir; a pesar de su edad, él es capaz. Permanece atenta y observa el proceso”. El proceso, en este caso, fue muy interesante. Él midió la situación con rapidez y precisión, y decidió su respuesta basándose en lo que deseaba vivenciar. Después de asegurarse que tenía respaldo, escogió confrontar directamente a la persona, y en ese punto, inmediatamente llamó a todas las energías que necesitaba para completar la tarea. Después, las dejó ir con la misma rapidez y regresó a su propio quehacer.

He sido testigo de muchas situaciones similares, que el o los otros Índigo manejan de la misma forma. Medirán la situación y luego escogerán la acción basados en lo que desean experimentar en el momento. Los únicos ajustes en este patrón que he observado, se deben al tipo de respaldo que han tenido. En un medioambiente seguro, ellos emplearon este patrón consistentemente.

La SEGURIDAD es muy importante, porque todos los niños necesitan sentirse seguros para explorar plenamente su universo. Para los Índigo, la seguridad significa que está bien hacer las cosas de manera diferente. Darles a todos este espacio es la mejor cosa que podemos hacer por los niños y por nosotros mismos.

Robert Gerard, Ph.D., es un conferencista, visionario y sanador. Como publicista, fue propietario de Oughten House Publications por muchos años. Robert es autor de “La Dama de Atlantis” (Lady of Atlantis), “La Mula Corporativa” (The Corporate Mule), y “Manejo de la Confrontación Verbal: Aleja el Temor de Enfrentar a Otros” (Handling Verbal Confrontation: Take the Fear Out of Facing Others).

Actualmente está viajando y promoviendo su último libro, “Técnicas Sanadoras del ADN - Herramientas para Autosanacion Fisica y Emocional” (DNA Healing Techniques: Tools for Physical and Emotional Self-Healing).

Robert ofrece talleres sobre las técnicas de sanación del ADN y se encuentra disponible para conferencias y talleres a nivel mundial.

¿Cansado de escuchar que los nuevos chicos son un problema? Robert supo intuitivamente qué tipo de hijo tenía, y tuvo la sabiduría de enfrentar su desafío. Por lo tanto, su Niño Índigo no fue un problema, ¡sino una dicha! Jan y yo descubrimos que esto es una constante: o los niños se dan contra las paredes con trastornos, o son la alegría central de la familia!

No sería justo si nuestro trabajo en este libro no reflejara esto. 

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